El silencio de los..., ¿corderos o lobos? (Parte III)

Va por la calle y se le aparece Don Maduro Faraónico bajo la forma de genio de la lámpara y le dice:

. Hola arroyano de pro (aunque no lo seas), te concedo unos deseos, los que quieras.

.. ¡Uy, qué susto! ¿A mí? ¿Yo no he hecho nada?

. Da igual, ya lo verás. Pide por esa boquita de piñón que la naturaleza te ha dado.

.. Bueno, puesto así… Pues como están las cosas, y vengo de rebote, pues ponme un negociete, jaja.

. No te preocupes, concedido.

.. Sí, pero…

. ¡No hay peros que valgan!. Te pongo el local, te lo pinto, le ponemos los letreros, los cristales, y todo lo necesario. No debes preocuparte por nada. Tú, boquita de piñón, que pida. Si se estropea o hay que repararlos, la garantía corre del lado de Don Maduro Faraónico, tu genio de la lámpara.  No tienes que preocuparte por nada.

.. Vale, pero ¿y se pago yo algo de mi bolsillo? Que estoy tieso. (Estaba tieso)

. Nada, me lo dices y te lo abono, total y absolutamente.

.. ¿Y si compro yo algo?

. Ya te lo he dicho, lo tuyo es tuyo, pero te lo pago yo, no te preocupes tanto.

.. Pero yo pondré mis tarifas de precios de los productos que venda, ¿no?

. Hombre, claro. Tienes derecho a cobrar por tu trabajo. Y es más, ya que tanto te preocupa, si me retraso en abonarte todo lo que te he dicho, puedes reclamármelo y te pagaré intereses. Si te cansas, puedes arrendar el negociete que te voy a montar a quién te plazca, y cobrarle las rentas para ti solito, ¿de acuerdo?

.. Y si necesitas llamarme de nuevo, por cosas que se te puedan olvidar en este momento tan importante para tí, sólo debes clamar a los cuatro vientos: ‘¡¡Vuelve a mí, Don Maduro!!’ Y en un plis, plas estoy a tu lado y a tu entera disposición. Soy tu genio de la lámpara, no lo olvides.

. Si es así… Pero podré hacer en mi negocio todo lo que yo desee, ¿no?

.. Claro, hombre, claro. Pero nunca dirás a la gente que yo te he tocado el hombro; pero me tienes que alabar públicamente, eso sí, porque si no, puedo enfadarme, ¿eh? ¿te queda claro?

. Vale, vale. A tus pies, Don Maduro, a tus pies, mi genio preferido.

.. Como veo que no estás muy conforme del todo, te voy a hacer una última proposición, que no está al alcance de ningún otro mortal, ¿Vale?

Si después de todo lo que estoy haciendo por ti, ves que no te alcanza, te daré como compensación a final de mes el 135% del salario mínimo interprofesional, que lo adjuntarás a lo que saques. Si por cualquier motivo te fallara la instalación o tuvieras avería y yo no pudiera arreglártela en menos de diez días te abonaré diariamente casi el 4% de ese salario mínimo interprofesional, todo un lujo ¿no?

. Sí, sí, puesto así, quiero más.

.. Si te cerraran el negocio, cosa que lo veo harto imposible, te indemnizaré por ello, según acordemos en el caso, ¿vale?

. Bien por mi genio de la lámpara Don Maduro. Pero se te olvida que tengo gastos de agua, electricidad, teléfono…

.. No te preocupes que de eso ya me hago cargo, que ya contaba con eso, malandrín.

. Pero eso me lo tienen que autorizar el resto de los mortales, que no hay genio como tú, y no se van a creer que tú, genio maravilloso, me estás apoyando y montando el negociete.

.. No te preocupes, que al menos, de la mayoría de los que deben decidir, también los tengo a mis pies. No habrá ningún problema. Ya te darás tú mismo cuenta de quién es Don Maduro. Ya me alabarás… No te faltará tiempo de aquí en adelante.

. ¿Cómo podré recompensarte a ti, mi genio maravilloso, por todo lo que estás haciendo por mí? Lo que voy a hacer es poner el pueblo a tus pies.

.. A su debido tiempo lo sabrás, pero no te olvides nunca, lo mismo que ocurrió con el cuento de La Cenicienta, a eso de las doce de la noche. Tú, dentro de diez años, vuelve a pasar por aquí, que si lo has hecho bien, apareceré nuevamente en tu vida y, ya hablaremos.

. ¡Loado seas por siempre, mi genio de la lámpara Don Maduro! Todo lo que estás haciendo por mi, siempre te lo recompensaré. Daré publicidad de lo bueno que eres, borraré a tus detractores, los soflamaré, te colocaré en la peana para que todos los terrenales te vean como lo que eres para mí, un genio maravilloso. Loado seas por siempre, y aunque vea que no tienes piernas, que podrían ser de barro, pero eres un genio; yo te sustentaré como si de mármol egipcio se trataran las piernas. Ya lo verás lo bien que me comportaré contigo. Ya lo verá tu pueblo...

Extracto del episodio municipal no editado aún, Los Grandes Cuentos de Don Maduro Faraónico y su fauna. Todo parecido con la realidad, es eso, parecido.

Nota (a petición de un comentarista): Aún existe gente que se resiste a entender estas historietas, pues como son de fábula, no pasan a creer que esto pueda estar ocurriendo. Estos sociolistos son muy listos, y están engañando a las bases sociales de las que se sustentan, como en Los Grandes Cuentos de Don Maduro Faraónico, y al pueblo, en general. Aquí tienes la justificación al comentario, querido comentarista, la cual, la podéis corroborar desde este enlace (Click aquí). Cualquier parecido con la realidad es eso, parecido.¿O no?