Muchos años

Hoy se cumple el septuagésimo quinto aniversario de la finalización de la contienda militar, iniciada por parte de un ejército rebelde (otros podrán decir que ‘era insostenible el clima sociopolítico de la época), y que nada tiene que ver con la finalización de la contienda civil (a diferencia con la militar).

Cuando gran parte de nuestros abuelos nacían, terminaba la guerra civil. Pero no terminaba, no; comenzaba la realidad de la separación de ‘las dos Españas’, como diría A. Machado:’ Ya hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza, / entre una España que muere / y otra España que bosteza. / Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón’. Parecían cosas del pasado, como digo, de nuestros abuelos y bisabuelos; pero no, está muy presente en nuestra actualidad. Tras la muerte de A. Suárez, casi elevado a los altares por casi (casi) todos los políticos, de izquierdas y de derechas, por su ejemplar miras de futuro que tuvo tras la muerte del dictador.

En lo que nos toca, aún pervive el hecho tangible de ‘las dos Españas’ machadianas, bien distintas a las que hubo hace setenta y cinco años, hace treinta. Los actores son otros. En nuestro pueblo, han aglutinado a sectores tan dispares sociopolíticamente como los votantes de IU y del PP, a un lado; y los que dicen llamarse socialistas, por otro. Digo lo de llamarse socialistas porque, hacen políticas de derechas, mal hechas, sin mirar ni al pueblo ni a sus votantes, sólo a ciertas familias que como todos sabemos, son las que se benefician económicamente del sustento que se les hace por parte de los que reparten el bacalao. Al resto, migajas; migajas con las que mantenerlos contentos cada cuatro años, y poco más. Estos no tienen derecho a nada, al igual que los de IU y PP locales, casi desterrados de la vida política local.

Ya lo dice el refranero: ‘Al enemigo, ni agua’. Pero con su conducta, con la conducta muchas veces kafkianas, están enfrentándose a sus propios votantes; votantes que quieren una sociedad más justa, más plural. Estos votantes socialistas quedan al margen de lo que ellos piensan que es la sociedad local. ¿No se dan cuenta que, más pronto que tarde, pueden darles la espalda al voto que los sustentan? Ha ocurrido con ZP, con Fernández Vara; y la gran debacle en Francia por dar la espalda a la gente que les vota. La sociedad está harta de que aún perdure ‘las dos Españas’, ‘los dos Arroyos’, ‘las dos cooperativas’, las dos asociaciones de amas de casa’, ‘las dos peñas del Real Madrid’, ‘las dos comparsas’. ‘las dos…’

Son muchas más cosas las que nos unen que las que nos separan. ¿Por qué debemos permitir que sean unos los que quieren continuar separando a la sociedad civil de nuestro pueblo?

Ya lo decía una canción de hace treinta años, ‘Dicen los viejos que en este país hubo una guerra y hay dos Españas que guardan aún, el rencor de viejas deudas…’

Setenta y cinco, treinta años, ¿no son demasiados? Hagamos caso a lo que continuaba diciéndonos esa canción: ’Pero yo sólo he visto gente que sufre y calla. Dolor y miedo. Gente que sólo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz.’

Pero hay políticos que continúan alimentando ese ‘rencor de viejas deudas’ por mantenerse en la poltrona. ¡Ya está bien!