La falta de La Escuela hace estragos, no aprenden

No quisiera que esto se interpretara como lo que algunos desearán hacerlo, y voy a explicarme.

Cada cual, en su vida privada hace lo que le place, faltaría más. No conciben que sé diferenciar lo representativo de lo privado; muchos de ellos las críticas que se les hace en el ámbito político la equiparan a ataques personales, para sacar réditos políticos. Y nunca están más lejos de la realidad.

Pero cuando desde el ámbito particular se hace cierto tipo de guiños, hay que atenerse a poder ser criticado, de tú a tú, sin miramientos.

Un amigo del blog, me manda una imagen correspondiente a una web de un político (palabra que queda muy al margen de la definición que se merece) local. Me espero ya de todo.

Aunque pareciera...

Como en tono de burla, así lo creo yo, se equipara un vocablo que tiene mucho que ver con este blog, y poco que ver con él. La similitud habría que buscarla en tono lingüístico, gramatical; todo lo demás, son meras conjeturas.

Como si quisiera hacer un feo,  se reúne en clan político, no familiar, para celebrar su cumpleaños, este político local.

Me parece estupendo que celebre como le dé la gana su cumpleaños, y como digo, faltaría más que no fuera así. No tendría para mí ninguna importancia para sacar su privacidad en este blog, pero como la similitud habría que buscarla en tono lingüístico, en tono gramatical; todo lo demás, son meras conjeturas, así paso a dirimirlo.

La Escuela desapareció hace tiempo, y no llegó a tiempo. Eran otros formas, otros collares, aunque los perros casi siempre han sido los mismos. (Hay que entenderlo como parte del refranero español, no sacarlos de sitio, que siempre le sacan los tres pies al gato, y que a nadie lo apoden así)

Se cree que al lexema de cierta palabra, se le puede dar el significado que él crea conveniente. Pero si lo hubiera aprendido o hubiera estado atento cuando en sexto de la E.G.B. lo explicaron (se puede presuponer que faltaría a clase en ese día), no es lo mismo  que cuando al lexema se le aplica el morfema. No es lo mismo carro que carrucha, ni tripa que tripero, por muchas vueltas malintencionadas que se les quiera dar.

Pero como no encaja el golpe de la existencia de este blog, lo mismo que el de otros muchos…, las deficiencias de éste se hacen mucho más grandes, mucho más elocuentes; alcanzando si cabe, la ridiculez del personaje.

La gramática es la gramática,  para que su amigo íntimo, el de cultura, le explique lo que sepa.

¡Ah!, (y no ah!), no es lo mismo “Para la fiesta del Trinque”, que para la fiesta del Trinquete, por mucho que Zape se empeñe. Trinque no es Trinquete.

Después de leer la nota de más abajo, que cada cual saque sus propias conclusiones.

Y eso que no sabe si es ‘para’ como preposición o ‘para’ como verbo, pero yo sí.

Nota para (el) nota:

Trinque, de trincar:

1.- Partir o desmenuzar.

2.- Atar fuertemente.

3.- Sujetar a alguien con los brazos o las manos como amarrándole.

4.- Apoderarse de alguien o de algo con dificultad.

5.- Robar (tomar para sí lo ajeno).

6.- Asegurar o sujetar fuertemente con trincas los efectos de a bordo.

7.- Torcer, ladear, inclinar.

8.- Apretar, oprimir.

9.- Dicho de una nave: Estar quieta con las velas tendidas y largas las escotas.

10.- Tomar bebidas alcohólicas.

Trinquete:

1.- Verga mayor que se cruza sobre el palo de proa.

2.- Vela que se larga en ella.

3.- Palo de proa, en las embarcaciones que tienen más de uno.

4.- Persona de gran fortaleza física.

5.- Frontón cerrado sin contracancha y con doble pared lateral.

6.- Garfio que resbala sobre los dientes de una rueda, para impedir que esta se vuelva hacia atrás.

7.- Aldabilla con que se aseguran las puertas.

8.- Soborno a un funcionario público.

9.- Timo, estafa.