El silencio de los..., ¿corderos o lobos? (y parte IV, de momento)

Así nos explicamos ciertas cosas que han ocurrido, de un tiempo a esta parte.
Por fin tenemos presuntamente un dato fidedigno, harto elocuente, de cómo se ha tratado la manipulación propagandística desde la emisora pirata de radio (digo pirata porque no estaba en regla para emitir y por ello, sufrir una sanción de más de dieciséis millones y medio de las antiguas pesetas más lo que suponga el recurso a dicha sanción en gastos de abogados y procuradores que deberemos pagar entre todos los arroyanos, con culpa o sin ella).

No es que fuéramos tontos y no viéramos lo que se hacía. Pero cuando hay una resolución sobre una sanción que dice que era irregular la emisión de radio, no caemos en error alguno en poder criticar las formas de un trabajo que, a pesar de ser privado, ha utilizado unos medios que dicen que son ilegales (atendiendo a la sanción que ya se ha publicado oficialmente). Serán otros los que tengan que demostrar las culpas de quién sea, públicas o privadas.

El pasado 16 de diciembre, el grupo sociolisto de nuestra localidad, ese que nada tiene que ver con las bases a las que dice representar, vapuleaba al director de la emisora pública, persona que como vimos ayer, consiguió la gestión privada de la concesión del servicio de este medio público. Es decir, la privatización de este medio público local. Para que después, despotriquen cuando desde otros lugares, como por ejemplo en la comunidad de Madrid, cuando quieren hacer lo mismo con la sanidad, se les llena la boca diciendo que se privatiza la sanidad; cuando realmente es la privatización de la gestión de la misma, como aquí, en este caso.

Podéis escuchar el vapuleo al que me refiero…


Ahora se hacen muy legalistas, llevando el ascua a su sardina, es decir, intentando amedrentar (a mi parecer y por sus palabras, 'tú asumes las consecuencias que pueda tener') cual genio de la lámpara maravillosa del cuento de ayer ‘a su mecenazgo particular’, pero siempre la parte ancha del embudo para ellos.

Pero en el contrato existente, a no ser que exista otro del que no tengo la certeza de su existencia, a tenor de la cláusula séptima del mismo, la de los derechos del contratista, dice:

- A gestionar libremente los contenidos de la programación radiofónica…

- Intervención de los grupos políticos municipales: Se ofrecerá a las distintas formaciones políticas con representación en el Ayuntamiento, de forma totalmente gratuita, la posibilidad de intervenir en la emisora para hacer balance de la gestión u opinar acerca del estado de la localidad, con una periodicidad semestral y en los días en que la dirección de la emisora lo considere conveniente, siendo la pauta a seguir para tales intervenciones la siguiente: día 1, oposición 1; día 2, oposición 2 y día 3, equipo de gobierno, considerándose las expresiones oposición 1 y oposición 2 referidas al mayor número de votos obtenidos en las elecciones municipales…

Como puede desprenderse de las cláusulas de dicho contrato, ni el director tenía razón al dar más tiempo a unos que a otros refiriéndose a tales o cuales leyes que en otras emisiones hacía referencia, pues los contenidos de la programación era él, el único que podía gestionarlos. De la misma manera que podía llevar a la radio, cuantas veces quisiera y no sólo en los momentos en los que se hacía balance de cuentas, que eso sí, lo regulaba el contrato, que era cada seis meses.

Pero como dice mi tía Berenguela, ‘habla, habla, hasta que te la cuela’.

Todos se apoyaban a unas normas que se las inventaban, nada hay escrito. Responsable, el responsable.

Pero de la misma manera que en el cuento de ayer, cuando el patrocinado le preguntaba al genio de la lámpara maravillosa: ¿Cómo podré recompensarte a ti, mi genio maravilloso, por todo lo que estás haciendo por mí? Lo que voy a hacer es poner el pueblo a tus pies.(¿Os acordáis?)

El genio le contestaba: A su debido tiempo lo sabrás, pero no te olvides nunca… Se olvidó, por su propio interés.

Todos leyeron hace unos meses la normativa de la ley de radiodifusión de ZP por la que ahora se ha sancionado, y como a buen entendedor…, con pocas palabras basta; se saltó el protocolo establecido de que unos hable todo lo que les venga en ganas, con el apoyo del patrocinado que ahora, en este último balance se echó a un lado, y le cayó la soflama de todos los miembros y ‘miembras’ del mencionado grupo, que jamás veló por los intereses de un pueblo, pero sí y mucho, de sus integrantes y familias.

Ya lo hemos sabido con esta sanción impuesta; métodos y costumbres. Y todo bien calladito, pues al remover ciertas cosas, huele. Y hay para más.