Hoy
quisiera hacer una referencia exclusiva a ‘mi amigo del alma’, mi ‘alma gemela’
(más quisiera él), porque se lo merece, ese que me reprocha tan duramente por
haber creado un blog en el que señalo, principalmente y desde mi punto de vista
–que es un derecho que me reconoce la Constitución- todas y cada una de las
actuaciones que me da la gana.
Si no
sabéis hacia quién me refiero, a este personajillo (y no hago menosprecio hacia
su persona) yo lo nominé ‘Siemprelmismo’. Bien pudiera ponerle su nombre de
pila, acompañado de sus apellidos, pero no, aquí todos jugamos al anonimato,
excepto algunas personas que han querido exponer su nombre y apellidos porque
también están en su derecho de hacerlo. No te cabrees tanto conmigo, hombre.
Como
digo, este personaje de la vida pública de este blog en el que se ha
convertido, no es que reluzca por su sapiencia intelectual, ni tan siquiera en
la política (que como es sabido, tienen cabida mucha gente, hasta él mismo). Y
digo por lo bajini, ‘Taliban ortográfico’.
A cada
una de mis críticas, unas más acertadas que otras; unas más intensas que otras,
siempre saca a relucir aspectos personales de quién escribe, haciendo caso
omiso de lo que se habla, de lo que se critica. Está acostumbrado a ejercer de apisonadora,
pero aquí eso no le vale. El cabreo que se lo quede en casa, en familia.
Todos
cabemos en este blog, incluso él; pero cuando se cae en la descalificación
personal, sin argumentos, el creerse ser ‘elefante en cacharrería’… No, por ahí
no paso.
En fin,
a pesar de este tipo de gente, que no le gusta que sean criticados, pero ellos
se mofan de los adversarios…, les digo que aquí seguiré.
Alguna vez pondré mi nombre, todo llegará a su debido tiempo. Pero sólo cuando a mi me dé la gana. El suyo, ya lo conozco, y muchos ya le conocéis. Es tan malo que se delata incluso a través de los comentarios ANÓNIMOS. No nos callarán, no nos callarás.
Y una gran diferencia entre tú y yo: Para decir lo que pienso, no me valgo de insultos ni menosprecio hacia nadie, incluso contigo. Y si me equivoco, pido disculpas, no me avergüenza.
No te cabrees tanto.
Y una gran diferencia entre tú y yo: Para decir lo que pienso, no me valgo de insultos ni menosprecio hacia nadie, incluso contigo. Y si me equivoco, pido disculpas, no me avergüenza.
No te cabrees tanto.
2 comentarios:
La verdad es que las persans publicas y más los políticos deben aceptar las criticas y aprender de ellas si muchos te critican deberías aprender de las criticas porque todos no pueden estar equivocado
Veo que tenía que haber puesto en el comentario muchos más dibujitos.
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